
El debate sobre los alimentos orgánicos ha cobrado fuerza en los últimos años, con muchos defensores argumentando que son más saludables y sostenibles que los convencionales. Sin embargo, cuando analizamos la evidencia científica, encontramos que las diferencias nutricionales entre ambos tipos de alimentos no son tan marcadas como a veces se sugiere.
Si bien algunos estudios han encontrado niveles ligeramente más altos de antioxidantes en ciertos productos orgánicos, la mayoría de las investigaciones concluyen que el contenido de vitaminas y minerales es similar entre ambos tipos de alimentos. Por otro lado, los alimentos orgánicos sí presentan niveles más bajos de residuos de pesticidas sintéticos, pero esto es una obviedad porque estos son los que precisamente están prohibidos en los cultivos orgánicos. Finalmente debemos tener claro que tanto los alimentos orgánicos como los convencionales están sujetos a regulaciones de seguridad alimentaria, lo que garantiza su aptitud para el consumo.
La calidad nutricional de los alimentos, sean orgánicos o convencionales, no depende únicamente del método de cultivo. Existen varios factores clave que pueden influir en su contenido de vitaminas, minerales y antioxidantes:
Tipo de suelo 🌱
Los suelos ricos en materia orgánica y nutrientes pueden producir cultivos con mayor contenido de minerales esenciales como hierro, magnesio y zinc. Diferentes prácticas agrícolas (rotación de cultivos, uso de fertilizantes orgánicos o sintéticos) pueden modificar la disponibilidad de estos nutrientes.
Condiciones climáticas 🌦️
Factores como la temperatura, la radiación solar y la humedad pueden influir en la producción de compuestos beneficiosos, como los antioxidantes. En climas más secos, algunas frutas y verduras desarrollan mayores concentraciones de polifenoles como mecanismo de defensa contra el estrés ambiental.
Prácticas agrícolas 🚜
Uso de fertilizantes: Los fertilizantes sintéticos pueden aumentar el crecimiento y rendimiento de los cultivos, mientras que los orgánicos favorecen una liberación más lenta de nutrientes.
Métodos de riego: El riego excesivo puede diluir la concentración de ciertos nutrientes en las plantas.
Tiempo de cosecha: Cosechar en el punto óptimo de maduración puede mejorar el contenido nutricional, independientemente de si el alimento es orgánico o convencional.
Almacenamiento y transporte 🚛
El tiempo que transcurre entre la cosecha y el consumo puede afectar el valor nutricional. Algunos nutrientes, como la vitamina C, pueden degradarse con el almacenamiento prolongado, especialmente en condiciones inadecuadas de temperatura y luz.
A pesar de que la elección de alimentos orgánicos suele basarse en preferencias personales o preocupaciones ambientales, imponer su producción a gran escala puede tener consecuencias inesperadas. Un ejemplo dramático de esto es el caso de Sri Lanka, donde la prohibición abrupta de los fertilizantes sintéticos y pesticidas convencionales desencadenó la siguiente situación…

La crisis
Sri Lanka se encontró con una grave crisis económica y humanitaria tras implementar la agricultura orgánica, un experimento mal concebido a nivel nacional. En 2019, el presidente Gotabaya Rajapaksa prometió transicionar a la agricultura orgánica en 10 años, prohibiendo fertilizantes y pesticidas sintéticos. Esto resultó en una caída del 20% en la producción de arroz en solo seis meses, obligando a Sri Lanka a importar arroz por valor de $450 millones y enfrentando un aumento del 50% en los precios internos. La prohibición también afectó severamente la producción de té, la principal exportación del país.
Los pesticidas orgánicos suelen ser menos eficientes que los convencionales, lo que se traduce en una menor producción agrícola. A diferencia de los pesticidas sintéticos desarrollados por la industria, los utilizados en la agricultura orgánica ofrecen una protección limitada contra plagas e insectos, reduciendo así el rendimiento de los cultivos en las mismas condiciones.
En Sri Lanka, las decisiones gubernamentales se basaron en una combinación de pseudociencia, arrogancia tecnocrática y falsas ilusiones ideológicas, lo que desencadenó una grave crisis económica y alimentaria.
El Inicio del Experimento Orgánico en Sri Lanka
El camino de Sri Lanka hacia la crisis agrícola orgánica comenzó en 2016 con la creación del movimiento Viyathmaga, impulsado por Gotabaya Rajapaksa.
Este programa incluía una amplia gama de políticas, desde seguridad nacional hasta educación, y destacaba la promesa de transicionar a una agricultura totalmente orgánica en diez años. Sin embargo, a pesar de las convicciones de Viyathmaga, los principales expertos agrícolas de Sri Lanka no participaron en la elaboración de la sección agrícola del programa. Esta sección incluía promesas como eliminar gradualmente los fertilizantes sintéticos, desarrollar huertos domésticos orgánicos y utilizar bosques y humedales para producir biofertilizantes.
Al mismo tiempo que se implementaban las políticas mencionadas la pandemia de COVID-19 golpeó duramente a Sri Lanka, devastando su sector turístico y dejando al país con una crisis económica y de divisas. Simultáneamente, los agrónomos advirtieron que esta transición reduciría drásticamente los rendimientos agrícolas. El gobierno prometió aumentar la producción de fertilizantes orgánicos, pero esto resultó insuficiente. La prohibición perjudicó gravemente a los agricultores y a la economía, ya que la pérdida de ingresos por exportaciones agrícolas superó los ahorros en divisas y subvenciones.
La crisis agrícola resultante empeoró la situación económica de Sri Lanka, aumentando la dependencia de importaciones de alimentos y obligando al gobierno a compensar a los agricultores afectados.

La Evolución de la Agricultura y el Uso de Fertilizantes Sintéticos
Históricamente, el aumento de la producción agrícola se lograba añadiendo tierras al sistema pero en el siglo XIX, la expansión del comercio global permitió la importación de fertilizantes ricos en nutrientes, como el guano, lo que aumentó los rendimientos y liberó mano de obra, iniciando la urbanización. Sin embargo, la verdadera transformación llegó con el proceso Haber-Bosch a principios del siglo XX, que permitió la producción de fertilizantes sintéticos.
Estos fertilizantes revolucionaron la agricultura mundial, permitiendo un rápido aumento de los rendimientos y desplazando el trabajo humano hacia sectores con mayores ingresos y mejor calidad de vida. Hoy, los fertilizantes sintéticos permiten alimentar a casi 8.000 millones de personas, con 4.000 millones dependiendo directamente de ellos.
La disponibilidad de fertilizantes sintéticos, junto con otras innovaciones como el fitomejoramiento y los proyectos de riego, permitió que la producción agrícola se triplicara con solo un 30% más de tierra. Esto ha sido crucial para la urbanización, industrialización y el desarrollo de una clase media global, liberando a las poblaciones de la necesidad de dedicar la mayor parte de su vida laboral al cultivo de alimento.
La Producción Agrícola Orgánica Global
La producción agrícola orgánica sirve principalmente a dos poblaciones en extremos opuestos de la distribución global de ingresos:
- Extrema Pobreza: Aproximadamente 700 millones de personas en el mundo viven en extrema pobreza y practican una agricultura de subsistencia, a menudo llamada «agroecología» por los defensores de la agricultura sostenible. Estos agricultores no utilizan fertilizantes sintéticos ni tecnologías modernas porque no pueden permitírselos, atrapados en un ciclo de pobreza que les impide producir excedentes para vender.
- Riqueza en Occidente: En el otro extremo, los consumidores más ricos, principalmente en Occidente, eligen productos orgánicos por razones de salud personal y beneficios ambientales. Para ellos, la agricultura orgánica es un mercado de nicho lucrativo, representando menos del 1% de la producción agrícola global. Estos consumidores rara vez cultivan sus propios alimentos.

Funcionamiento del Nicho Orgánico:
Dentro de un sistema agrícola industrializado más amplio, la agricultura orgánica funciona razonablemente bien. Los productores obtienen rendimientos más bajos, pero ahorran en fertilizantes y otros insumos químicos, vendiendo a un mercado dispuesto a pagar más por productos orgánicos. Mientras la agricultura orgánica permanezca como un nicho, la relación entre rendimientos más bajos y el uso de más tierra es manejable.
Fracaso de la Agricultura Orgánica a Gran Escala:
La crisis en Sri Lanka demuestra que extender la agricultura orgánica para alimentar a grandes poblaciones urbanas no es viable. Un cambio sostenido a la producción orgánica en Sri Lanka reduciría drásticamente los rendimientos de cultivos clave como el arroz, el té, el maíz y el coco.
Desafíos Económicos y Ambientales:
- Importar fertilizantes es costoso, pero importar alimentos como el arroz es aún más caro. Sri Lanka, como gran exportador de té, no podría compensar las caídas en la producción vendiendo en el mercado orgánico. Además, reemplazar fertilizantes sintéticos con fuentes orgánicas domésticas requeriría una cantidad inmanejable de estiércol animal, con graves consecuencias ambientales.
En resumen, la agricultura orgánica puede funcionar como un nicho dentro de un sistema más amplio, pero no es una solución viable para alimentar a grandes poblaciones urbanas de manera sostenible y económica.
Bibliografía
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